Tras escalar un rato y teníendo en cuenta que teníamos la cueva a unos 5 minutos andando de donde estabamos decidimos acercarnos un rato, para que la viesen unos amigos que nunca habían entrado.
La verdad es que les llevamos un poco engañados, diciendolés que casi siempre podías ir de pie y andando normal, cuando la realidad es que no es así. Es verdad que muchas veces si vas andando, pero también hay muchas veces que vas agachado o arrastrandoté por el suelo como un gusano.
Al final entramos un poquito por la salida, fuimos (hacia atrás) hasta las piernas de Sofía y volvimos a salir.
Estuvo gracioso, sobretodo ver las caras de los “nuevos” cuando les decías: “¿ves ese agujerito?, pues por ahí es.”
Me temos que uno de ellos no vuelve más 🙂