Barranco d’Os Cochás

De nuevo este fin de semana subimos a la fantástica sierra de Guara, de nuevo al pueblo de Rodellar, y de nuevo al río Mascún.
Pero en esta ocasión bajamos el cañón de d’Os Cochas, que al final engancha con el mascún superior, a mitad de su recorrido.

Salimos de Madrid el viernes sobre las 15:15 de la tarde, nuestro nuevo fichaje, Luis, y yo. Rumbo a Zaragoza a recoger al tercer integrante del grupo, Lara. Que estaba allí por temas de trabajo. Le recogimos y seguimos hacia Rodellar.

Llegaríamos sobre las 8 de la tarde. Montamos la tienda, cenamos una suculenta tortilla de patatas, y tras un poco de palique nos fuimos a los sacos.

La noche, como cualquier primera noche de camping, fue horrible. Ya se sabe lo incomodo que es dormir en un camping, y sobretodo el primer día. Si además le sumamos que estabamos los tres malos, entre resfriados y alergias, la noche fue un concierto de toses, ronquidos, estornudos, y vueltas y vueltas por no poder dormir bien.

Habíamos puesto el despertador a las 8:15 pero a las 7 de la mañana estabamos ya todos en pie, hartos de dar vueltas en el saco. Desayunamos, nos equipamos y en marcha.

Desde el mismo pueblo sale una senda hacia las casas de Cheto, después es seguir la pista hacia el barranco de la Virgen. Cuando lleguemos al barranco un cartel nos indicará una senda que conduce a la virgen (izquierda), pero nosotros seguiremos la pista hacia la derecha, remontando este barranco por su orilla orográfica izquierda. Cuando hayamos remontado un trozo la senda cruza el barranco y seguiremos subiendo por la otra orilla.

Más adelante la pista empieza a girar hacia la izquierda y seguiremos subiendo hasta una loma desde la que veremos el mascún.

En este punto la senda vuelve a girar hacia la derecha y subiremos un poco más hasta unirnos a otra senda que va hacia la izquierda. Seguiremos esa senda, que en algunos momentos se medio pierde entre la maleza, y cuesta un poco andar ya que hay mucho espino. Al cabo de un rato llegaremos al barranco de d’A Glera, que es una pedrera, la cual tendremos que cruzar, y justo nada más cruzarla, dejar de lado el camino (ancho) que sale justo enfrente, y empezar a bajar por la pedrera. Tras bajar unos 100-150 metros sale a la derecha orográfica del barranco una senda, la cual cogeremos, y empezaremos de nuevo a subir entre el bosque.

Dicha pista sube un buen rato y luego vuelve a descender hasta el barranco de Los Fornazos. Cruzaremos su cauce (seguramente seco), por un sitio más que estrecho y seguiremos la senda.

Llega un momento en que llegaremos a una loma sin vegetación alta (una medio pradera), que está encima de un gran macizo, con unos buenos cortados a los lados, y desde donde tendremos unas bonitas vistas, y veremos el mascún abajo.

En este punto la senda se pierde un poco. Si nos ponemos de espaldas al mascún desde esta loma veremos enfrente que la montaña sube un poco. Bien, pues tendremos que subir por ahí (por donde podamos), unos pocos metros y por ahí arriba se ve alguna pared pequeña de piedras y rastros de sendas. Desde ese punto hay que ir hacia la izquierda (según estabamos mirando antes) e ir bajando hacia el barranco por donde podamos. Nosotros seguimos una senda, que se perdía a ratos, y estaba muy mal marcada. Nos hizimos varios arañazos en piernas y brazos devido a que a veces te tenías que meter entre la maleza, pero en unos 15 minutos conseguimos llegar al cauce.

Estaba seco, y es muy estrecho, pero una vez en el cauce, avanzamos por este un poco y a unos 30-50 metros nos encontraremos con un salto de unos 2 metros, y justo después el primer rapel de 3-4 metros.

Tras este primer rapel viene uno de 20 metros volado que no está nada mal. Depués varios rápeles pequeños, con agarres muy precarios y devido a que estaba muy seco, había muchisimo bicho y las 4 pozitas que había tenían agua putrefacta y en algún caso era complicado no meterse en ellas. Un poco desmoralizante.

Peeeeero, por fin llegamos la parte final. Un rapel de 15 metros nos deja frente a la gran caida hasta el macún. Es una pared impresionante dividida en dos rápeles de 35-40 metros cada uno.
El primero es un poco inclinado y te deja en una reunión estrecha (3 personas máximo) en la que hay que pendulear un pelín para llegar. Y desde esa reunión tenemos otro rapel de 40 metros volado, el cual es impresionante, y por el cual creo que merece la pena todo lo anterior. Además si teneis suerte y pasa gente por debajo (el mascún) seguro que se parar a miraros y teneis admiradores 🙂 para que os motiveis. Nosotros tuvimos suerte 😉 . Cuidadín con que nudo hacemos ya que son muchos metros volados, y cansa, y a ver si vamos a bajar más rápido de la cuenta. Y cuidado con el ocho, que al estar la cuerda seca y ser mucho el roze, se pone al rojo vivo, os lo dicen mis dedos que lo comprobaron.

Y nada más, depués a seguir el mascún superior desde justo después de los oscuros y vuelta al camping.

Total, unas 9 horitas de nada, tras las cuales comimos, nos duchamos y de vuelta para Madrid.

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