Islas Orkney
Continuamos nuestro viaje dirección norte, ya empezando a estar muy al norte y el paisaje empezó a cambiar convirtiéndose en una estepa, y empezando a desaparecer la civilización…. nuestro destino, Scrabster, donde cogeríamos un ferry para ir más al norte si cabe, a las islas Orcadas (Orkney).
Llegamos al puerto a primera hora de la mañana para coger el ferry, coche incluido, tras una hora y media llegábamos a las islas. De camino pudimos contemplar de Old Man Of Hoy, una gigantesca columna de arenisca, eso si, aguantando el tirón en cubierta, que estaba el día fresquete, medio chispeando y con un ventarrón de tres narices.
Una vez en tierra firme y tras bajar el coche del barco nos fuímos a visitar el anillo de Brodgar, la versión escocesa de Stonehenge y un antiguo asentamiento vikingo, Skara Brae. El asentamiento la verdad es que era muy curioso, como vivía esta gente en cubículos minúsculos.
Después continuamos hacia la isla de Brough of Birsay, la cual al estar la marea baja, era accesible a pie.
Tras esta última visita fuimos a Kirkwall, la capital, a comer. En la capital hay una iglesia bastante bonita y no demasiado más, aún siendo la capital, es muy pequeña y solo encontramos 2-3 sitios donde comer. Esto unido a que llegamos a las 2 (cocinas cerradas), solo encontramos un sitio para comer. Era un pequeño restaurante que había como en la trastienda de un supermercado. Pedimos una especie de plato degustación y la verdad es que comimos caro, pero muy bien.
Ya por la tarde nos dedicamos a recorrer la isla con el coche. La verdad es que es un sitio muy curioso porque no hay nadie por ningún lado. Alguna casa suelta o poblado pequeño, pero muy de vez en cuando. Además el paisaje es todo igual; matojos y hierba baja…y ni un solo arbol. No hacía demasiado frío pero el viento era horrible así que no estaba el día para pasear por la calle.
Tras pasar la noche en un B&B nos tocó de nuevo madrugar para volver a coger el ferry, de vuelta a Escocia. Desde allí dedicamos todo el día a recorrer toda la costa norte de Este a Oeste, llegando hasta Durness y luego hacia el Sur, parándonos continuamente para hacer fotillos. Fue una jornada de las que más nos gustaron.
Nos tiramos horas a la carretera, por unos paisajes más que curiosos y desiertos. No hay nada, solo pequeñísimos pueblos cada bastantes kilómetros, pero la sensación era un poco de estar en el fin del mundo. Además la carretera tiene unas vistas espectaculares durante todo el viaje y al ser estrecha, cada 30 metros hay un pequeño ensanchamiento (passing place) para pasar los coches, así que se puede parar en prácticamente cualquier lado.
Al no haber árboles, las vistas desde el coche eran las mismas que desde fuera así que muchas veces ni siquiera nos bajábamos, solo parábamos a un lado, un minutillo para disfrutar la vista, un par de fotos por la ventanilla y a seguir. Pasamos varias rías enormes, que te hacían «perder» una hora en bordearlas, pero merecía la pena.
Y tras todo el día de viaje llegamos a Ullapool, una ciudad ya bastante grande, donde empezamos a ver bastante gente de nuevo, se notaba que habíamos bajado mucho hacia el sur y estaba todo mucho más civilizado y poblado. Ahí pasamos nuestra siguiente noche.