El viernes por la tarde-noche salimos de Madrid con rumbo a Cabezón de la Sal en donde había este fin de semana un conocido acontecimiento: los llamados 10.000 del Soplao.
Es una carrera que solía ser en bicicleta únicamente pero que este año añadía nuevas modalidades para hacer a pie.
Por un lado había una prueba de ultrafondo para los muy hombres de 125 Km de 4.400 m de desnivel positivo, y por otro había una maratón de 46 Km y 2.000 m de desnivel positivo para los que somos más «normales».
Lara apuntado a la versión de bicicleta de montaña que eran 165 Km y unos 4.500 m de desnivel positivo y yo apuntado a la maratón de 46 Km nos presentamos a las 8 de la mañana en la línea de salida de Cabezón de la Sal.
El ambiente era magnífico, sobretodo en lo que a ciclismo se refiere ya que eran miles de bicicletas las que inundaban el pueblo. En nuestro caso (los que corríamos a pata) eramos bastantes menos, y en el caso de la maratón sumábamos unas 90 personas.
Un traca de petardos indicó el inicio de la carrera y todos salimos a la vez. Los ciclistas por una calle y los corredores por otra contigua.
El tiempo nos acompañó todo el día con una temperatura muy alta y un sol radiante. Un sol que se convirtió en la peor pesadilla de todos los participantes, o por lo menos en muchos de ellos.
En mi caso en concreto fue lo que peor llevé ya que había muchas zonas en las íbamos corriendo sin una sola sombra y el calor era asfixiante. Menos mal que había avituallamientos cada 5 Km en los que no había problemas de comer y beber lo que queríamos. La verdad es que la organización fue buenísima y no hubo ningún tipo de limitación con los avituallamientos.
A partir del kilómetro 30 yo empecé a tener serios dolores en las piernas y pies provocados por el cansancio pero estirando en los avituallamientos conseguía atenuarlos un poco y seguir hasta el siguiente.
Pero peor aún que los dolores era aguantar el calor sofocante del sol, sobretodo en la última subida la cual era una trepada en la que alguno incluso tuvo que echar las manos al suelo y ya nos pillaba muy justos de fuerzas.
También hacer una especial mención a la primera cuesta abajo que fue por un cortafuegos que… bueno… digamos que no era muy cómoda la bajada. Era un rompe piernas brutal ya que tenía muchísima inclinación y con tierra suelta que hacía que resbalases. Así llegamos al kilómetro 10 con las piernas ya bien calentitas.
Lo que más me sorprendió fue la cantidad de líquido que pude llegar a ingerir ya que calculo que bebería unos 3 litros de aquarius + 1 litro de bebida isotónica que llevaba + 3-4 litros de agua. Hacían un total de 7 litros y pico de líquido consumido en la carrera y apenas había meado un par de veces y muy poca cantidad. Es increíble lo que pudimos llegar a sudar.
Al final hice un tiempo de 7:18:38 h lo que me coloca en el puesto 56 de 83. Tiempo que para mí está muy bien ya que el año pasado en el Trail del Aneto hice solo 15-20 minutos menos y eran 500 metros menos de desnivel positivo. Además considero que iba más preparado en la otra ocasión. Eso si, esta vez llevaba mucho menos peso al haber avituallamientos y no necesitar llevar «la casa encima».
Y solo me queda repetir que un 10 por la organización ya que los avituallamientos estaban realmente bien: Aquarius, coca-cola, agua, bollos, bocadillos, fruta, frutos secos, etc…
Eso si… creo que no repetiré y «colgaré las botas» ya que para hacer estas cosas hay que llevar un plan de entrenamiento durante todo el año muy estricto y sacrificado, y es superior a mi fuerza de voluntad.
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