Hacía mucho tiempo que no volvíamos a esté cañón tan famoso, en concreto más de tres años. Y eso a pesar de haber estado por Guara esta misma Semana Santa (1, 2 y 3).
En este caso junté a varios amiguetes. Algunos de ellos se iban a bautizar en esta disciplina y otros como mi hermano o Luis refrescaban los conocimientos.
Los que íbamos en mi coche llegamos sobre las 21:30 al Camping Mascún en donde alquilaríamos el equipo para todos los que lo necesitaban. Montamos el campamento, cenamos y nos echamos una cabezadita hasta que llegaron el resto, a las 2 de la mañana. Hasta las 3 aproximadamente no estábamos acostados.
Al día siguiente tocaba madrugar que sino ya se sabe que este cañón se pone hasta la patas de gente así que a las 6:30 todo el mundo en pie. Ufff, que pechá de dormir eh!!!! Menos mal que el día de antes solo había dormido 4 horas y media y me había echo 450 Km de coche…. venga, no hay dolor ni sueño, en pie !!
Desayuno rápido, mochilas improvisadas con los propios neoprenos y fotito antes de salir. Que pintas tenemos eh !! De aquí a ná nos vamos para Isla reunión.
Desde Rodellar el típico camino hasta la cabecera. Salimos a las 7:40 AM y en algo menos de 3 horas nos plantamos en la cabecera. Y aquí la gran cagada del día, que fue no llevar más agua… Yo no caí en que eramos muchos (6 personas), que iba a pegar el Lorenzo como nunca y que…. el señor Luisito no es que beba agua… es que parece que la va tirando. Joe, como bebe !!
Al llegar a la cabecera nos encontramos con una marabunta de gente ya preparándose y descendiendo, y justo tras nosotros aparecieron otro buen puñado de personas. En total calculo que podríamos estar unas 60 personas en la cabecera. Y menos mal que no hemos salido demasiado tarde !!
Total, que tras prepararnos nos asomamos a la poza del primer salto y oh sorpresa, había unas 12-15 personas en la poza esperando que los de delante bajasen para seguir ellos, así que nos tocó esperar. Esperar con los neoprenos puestos, bajo un sol chicharrero y sin agua tras 3 horas de pateo. ¿Quien dice que no es divertido el barranquismo?
Tras unos 45 minutos de espera la poza se medio vació y enseguida saltamos nosotros dentro para poder refrescarnos. Seguiríamos esperando pero en el agua que se está mejor.
Delante nuestra había un grupo de franceses que parecían ser una agencia. Se pusieron a bajar por el rápel de la orilla orográfica derecha del río por lo que el rápel de la izquierda (por el que cae el agua) estaba libre. Era nuestra oportunidad !!
Así que nada, tras el primer salto a la poza que ya fue un poco radical para los nuevos, tocaba un rápel por el chorro del agua y con un volado. Vamos, para aprender rapidito.
Bajamos sin problemas más que los tembleques de manos típicos de los que hacían su primer rápel y sus miradas de «¿donde coño me has metido?».
Con esta maniobra conseguimos adelantar al grupo de franceses, que creo que su monitor se lo tomó un poco mal porque en el siguiente le tocó esperar pero… ¿Qué quiere que haga? si me deja un rápel libre para bajar en paralelo y le adelantamos…
Tras esta primera parte vienen otros rápeles que superamos también sin mayor problema. Los «novatos» estaban un poco «asustados» por como empieza esto, y agradecieron un poco el trozo de andar que hay hasta los oscuros, el cual les permitio relajar el esfínter, jeje.
En estos momentos yo ya no podía más con la sed que tenía y entonces pensé en coger agua del río. Hay mil personas dentro pero bueno… espero que no se estén meando todas a la vez 🙂 El problema es que el agua estaba muy turbia ya que el río tenía muy poca corriente debido a que estamos ya muy metidos en el verano y va muy seco. Pero bueno, con suerte cogemos una buena diarrea y nos quietamos unos kilitos para la operación bikini así que llenamos las cantimploras y le echamos unas pastillas potabilizadoras, por si acaso. Con este agua aguantamos relativamente bien, aunque la condenada sabía bastante a lejía, por las pastillas. Por lo menos no tenía tierra.
El resto del cañón no tiene mucho que comentar. Pasamos los oscuros, que es una zona que impresiona bastante la primera vez ya que parece que te estás colando al centro de la tierra, como en la novela de Jules Verne.
Llevamos todo el rato un grupo detrás que iban bastante rápido y no los dejábamos atrás. Y otro grupo por delante que no nos entorpecían prácticamente ya que iban a nuestro ritmo.
Dejamos atrás el camino que permite salirnos del cañón ya que ese camino es de todo menos cómodo y continuamos río abajo hasta que el río desaparece bajo nuestros pies. Este último trozo viene a ser atravesar un gran caos que tiene un par de rápeles y un gran salto.
Una vez que cruzamos la última badina de agua nos quitamos el traje de luces, comimos un poco de salchichón con picos de pan y agua sabor lejía y pusimos rumbo de nuevo a Rodellar. Desde este punto hasta el camping tardamos una hora. Al llegar, una ducha y una buena barbacoa para reponer fuerzas, que nos lo habíamos ganado.
Y con estas líneas me voy de vacaciones 3 semanitas, que ya hay ganas así que el vídeo del cañón tendrá que esperar a mi regreso, ohhhhhhh
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Un pensamiento en “De vuelta en el Mascún Superior tres años después”