Oscuros de Balces

Con los pies doloridos, las rodillas tocadas, los codos machacados, tirones musculares, contracturas en la espalda y yo que se que más nos levantamos, sobre las 8 de la mañana, dudando aún que ibamos a hacer ese día.

Una hora después habíamos desayunado y recogido la tienda. Nos dolia todo pero teniendo en cuenta que sería raro que volviesemos justo al mismo sitio, teníamos que aprovechar el día, antes de volver a Madrid.

Así que preparamos el equipo y nos fuimos a hacer este cañón, el cual está catalogado como peligroso ya que tiene varios pasos “delicados”.

Tras un rato por una pista dejamos el coche y empezamos a andar. Andamos bastante subiendo por la ladera de una montaña y luego bajamos al cañón por un camino-pedrera muy empinado y que nos terminaba de destrozar los músculos. Yo personalmente tenía un dedo del pie que creía que me estallaría.

Por fin llegamos al río, nos pusimos el equipo y a andar. Lo primero que nos encontramos fue un caos, que viene a ser que se ha caido media montaña y había unas decenas de “piedrecitas” de varios metros de altas. El agua se colaba por todos lados, con buena fuerza, que hacía que había sitios donde daba un poco de miedo meterse por los remolinos que se formaban.

Después llegamos a un sifón, en el cual no quedaba muy claro si había que bucear un poco para pasar por debajo de la roca o no, así que escalamos la roca y bajamos rapelando por el otro lado. Nos cagamos, que se le va a hacer 🙂

Y después vino la mejor parte. El cañón se estrechaba y se convirtió en un “pasillo” que podría tener 200 o 300 metros de longitud, no más de metro y medio de ancho, y unos 40 metros de altura. Era precioso ya que al ser tan estrecho casi no entraba la luz.
Nos tumbamos haciendonós el muerto y nos dejamos llevar tranquilamente a lo largo de todo el “pasillo”. Realmente bonito, una pena no haber podido hacer fotos, que no había ningún sitio bueno para sacar la cámara de fotos del bote estanco (se aceptan donaciones para comprar una cámara estanca 😉 ).

Y tras este trozo llegamos a una cascada la cual formaba un rebufo en su base y nos dio bastante respeto meternos, y teniendo en cuenta que existía la posibilidad de evitarla, la evitamos, rapelando a unos metros de la cascada.

Y ya tá. El cañón se acabó. Es un cañón no muy largo, pero como es un poco “complejo” se va muy lento y se tarda un buen ratito. Después a andar de nuevo hacia el coche, que estabamos a unos 45 minutos de él.

La subida fue HORRIBLE. Yo hubo momentos que creía no poder dar un paso más, estaba realmente exausto y me estaba acordando de todas las horas que habíamos andado los días anteriores…. pero por fín llegamos, comimos y caminito de Madrid.

Un puente aprovechado hasta nuestro último gramo de energía y de tiempo. Imposible haber echo algo más ya que estabamos derrotados, pero valió la pena, os lo aseguro.

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