Experimento: Snowblade con botas de montaña

Bueno, pues llevaba un tiempo dándole vueltas al tema de bajar esquiando de los picos que subimos, o por lo menos hacerlo algún día que salga solo o vaya a algún sitio fácil.

La opción fácil y típica es la de pasarme al esquí de travesía pero esa opción no me atraía mucho ya que mi idea era seguir haciendo montaña «a pata» pero a la hora de la bajada, en los sitios fáciles, poder bajar esquiando. Lo de sitios fáciles es porque aunque he esquiado mucho de chico, hace ya muchos años que lo hago muy muy esporádicamente e incluso los últimos años me había pasado al Snowboard, con lo que mi nivel de esquí es bastante bajo.

Además de esto, para hacer lo que quería necesitaba un equipo ligero y fácil de transportar. Esto me hizo empezar a fijarme en las tablas de esquí que hay en la actualidad y todas sus variantes.

Tras preguntar en varios foros a gente más experta que yo todo parecía reducirse a tres opciones:

  1. Comprarme unos esquís «normales» pero cortitos (1.50m – 1.6 m) para poderlos llevar medianamente bien en la mochila y unas botas de esquí en la mochila. Al llegar al punto en el que quisiera descender me cambiaría de botas, me calzaría los esquís y listo.
    • Ventajas: Esquiar con unos esquís de verdad y con unas botas de verdad lo que significa poder esquiar por cualquier tipo de nieve y por sitios más complejos. Además de llevar un equipo pensado para lo que voy a hacer.
    • Inconvenientes: Los esquís son grandes por muy cortos que los busques y por lo tanto son un trasto y pesan. Además hay que llevar el segundo par de botas (que suelen pesar un huevo y parte del otro) en la mochila.
  2. Comprarme unos esquís de los llamados Snowblade o de aproximación que son esquís muy cortos (0.8m-1.1m) usados para hacer acrobacia o para darles un uso similar al de las raquetas de nieve, respectivamente.
    • Ventajas: Son mucho más pequeños y por lo tanto fáciles de transportar. Y sobretodo su principal ventaja es que algunos llevan unas ataduras que permiten anclarlos a las botas plásticas de montaña con lo que me evitaría llevar un segundo par de botas.
    • Inconvenientes: Al usarse con botas de montaña, por muy plásticas que sean, no tienes la misma sujeción del tobillo que con unas de esquí y esto tiene dos consecuencias: Perdida de control sobre el esquí y mayor riesgo de lesiones. Además estos esquís al ser muy cortos tienen dos grandes problemas: Se hunden demasiado en la nieve virgen y tienen poca superficie para zonas con hielo lo que los puede hacer imparables.
  3. Buscarme unas ataduras compatibles con las botas de montaña plásticas y ponérselas a una tabla de las comentadas en la opción 1.
    • Ventajas: Sería la solución perfecta seguramente al llevar unos esquís «normales» con los que meterte por cualquier sitio.
    • Inconvenientes: Dichas ataduras no parecen fáciles ni baratas de encontrar y además las tablas seguramente serían ingobernables ya que la bota no es lo suficientemente rígida (aunque esto podría tener solución con algún truco).

Y en estas llegó en Trocathlon de Decathlon y allí me fui a comprarme juguetitos. El resultado fue que me vine a cada con unos esquís «normales» de 1.55m y unas botas de esqui super ligeras (nunca había visto unas tan ligeras). Y además me pillé unos esquís snowblade en los que podía enganchar mis botas plásticas de montaña ASOLO AFS. Bueno, me salio todo muy barato así que por probar…

– Esquís 1.55 -> 20 €

– Botas esquí -> 10 €

– Esquís Salomon Snowblade -> 30 €

Aquí una foto de los esquís snowblade con las botas plásticas puestas.

Y como no podía ser de otra forma había que aprovechar el domingo y el buen tiempo que hacía para subir a la sierra a probarlos.

Llegamos a Cotos un poco ajustados de tiempo… aparcamos de medio chiripa y nos pusimos en la pista de trineos ya que no había casi gente a practicar un poco ya que yo podía hacer 7-8 años que no me ponía unos esquís.

Me puse los de 1.55 con las botas de esquí y bueno… no fue mal la cosa, parece que esto no se olvida tan facilmente. Un par de bajaditas y me puse con Patry que no había esquiado nunca (solo snow). Cuando estaba cogiendole el tranquillo nos «echaron» ya que esa pista no está permitida para esquís, así que nos fuimos hacia Peñalara a una zona que hay justo antes de llegar al Zabala, que es la zona donde estaban las antiguas pista de esquí y ahí seguimos con las pruebas.

Tras media mañana los resultado fueron que Patry aprendio a bajar haciendo sus giros para ambos lados relativamente bien y a mi me dio tiempo a probar un poco el equipo.

Las tablas que compré de 1.55 pues… perfectas. Yo no soy ningún entendido en material y como mi nivel es muy básico pues las vi perfectas ya son pequeñitas, las botas no pesan nada y es un equipo que me vale para bajar por cualquier lado así que simplemente hay que pensar que tengo que llevarlo cargado a la espalda, con lo que es una opción válida para determinados momentos y sitios que no haya un paseo descomunal o vaya con una mochila muy pesada.

En cuanto a las de SnowBlade ya es otro cantar ya que están mucho más limitadas.

Por un lado me sorprendieron las ataduras ya que las vi muy falsas y pensaba que se me iban a abrir al minuto pero realmente aguantaron sin salirse en ningún momento, aunque tampoco hice el cabra prácticamente. Son una gozada para llevar en la mochila ya que son muy pequeñas y no molestan prácticamente nada.

Ahora, a la hora de esquiar con ellas la cosa se complicó bastante. El tema de que pierdes control de la tabla por usarlas con unas botas de montaña yo no lo vi un problema. Realmente en ese aspecto no vi mucha diferencia entre unas tablas y otras ya que aunque pierdas mucha rigidez en la sujección como la tabla es mucho más pequeña se contrarresta. El problema vino de las tablas en si. Al principio cuando estuvimos en la pista de cotos, la cual tenía nieve bastante dura, me costaba más de la cuenta frenar aunque no tuve demasiados problemas pero cuando nos fuimos a la zona del Zabala en donde la nieve estaba virgen y por lo tanto mucho más blanda e irregular se convirtió en una auténtica odisea porque al estar tan «bacheado» las tablas se iban hundiendo continuamente en la nieve, con la consecuente caída en la mayoría de los casos.

En resumen, las tablas de snowblade me parecen una opción interesante que tendré que probar mucho más ya que realmente me las puse muy poco tiempo ya que estuve más tiempo de profesor que de tester, pero parece que si la nieve está demasiado blanda o está todo helado es imposible esquiar con ellas. La parte buena es que como no necesitan de unas botas secundarias y se ponen y se quitan muy fácil pues te las podrías poner un rato, luego te las quitas cuando llegues a una zona muy mala, te las vuelves a poner, etc.

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