Tras haber dormido mejor que la noche anterior y haber desayunado a una hora más razonable fuimos a Benasque pueblo a alquilar equipo para los que no tenían y a continuación fuimos a hacer la Ferrata de Sacs.
De los ocho que éramos en el grupo solo lo hicimos Lara, Rafa, Dani y yo. Rocío tenía ganas pero no se veía capaz por el cansancio que llevaba encima del día anterior y los demás…. se cagaron.
La ferrata ya la conocía Lara así que rápidamente llegamos a la base de ella y comenzamos a subir. Hay que aparcar el coche justo en el desvío a Cerler. La ferrata comienza prácticamente enfrente nuestra, al otro lado del río, que habrá que cruzar unos 200 metros río arriba.
Durante mucho rato la subida es muy facilona e incluso un poco monótona ya que hay muchas zonas con poca inclinación (45º) que se pasan prácticamente andando ayudados del cable.
Una vez que se han superado unas 3/4 partes de los metros de desnivel la cosa cambia y la ferrata se pone muy vertical con algún tramo levemente extraplomado y tramos muy aéreos que ponen a prueba el posible vértigo de cada uno.
Detrás nuestra venían dos grupos de 1 y 2 personas, que nos miraban con cara de asustados.
No hay mucho que comentar. Dani lo paso bastante mal porque se destrozó las manos con el cable y se le llenaron de ampollas con lo que no se podía agarrar y hacer fuerza en los pasos complicados. No sabemos si se hizo tanta ampolla por tener la piel muy sensible, por haberse aferrado con demasiada fuerza al cable en la zona inferior. Fuera como fuese le hicieron falta unos guantes, habría sido otra cosa.
A mi personalmente no es que me hagan demasiada gracia las vías ferratas. No se, siento que les falta algo, pero la verdad es que esta en particular tiene un último tramo bastante entretenido que te dispara los niveles de adrenalina. Además las vistas son espectaculares con Cerler al fondo y todo el valle de Benasque bajo nuestros piso muchos metros abajo.