Ascensión a la Galana

Bueno, parece que hemos empezado el año con más ganas que el año pasado (esperemos que siga así).

Este fin de semana hemos estado de nuevo por el Circo de Gredos, en concreto nuestro objetivo era La Galana (2.564 m).

Lara y Rocío salieron el viernes a medio día camino del circo, para dejar el coche e ir a dormir al refugio y poder salir el sábado con un trozo ya andado.

Por nuestra parte Patri y yo no pudimos salir tan pronto y decidimos ir por la noche a dormir a la plataforma, como ya hicimos hace un tiempo, y salir bien temprano para juntarnos todos en el refugio Elola.

Llegamos sobre las 11:30 – 12:00 de la noche a la plataforma. Nos tomamos un caldito calentito, cortesía de mi madre, y echamos la tienda 3″ del decathlon, sin clavar ni nada, sobre el asfalto, pegada al coche. Un colchón dentro y los sacos. Nos metimos y rápidamente nos quedamos dormidos… dormidos hasta que sobre las 1:30 de la mañana empezaron a pegar golpes en la tienda. Entre legañas saqué la cabeza y vi como un guardia civil me apuntaba con una linterna en todo el careto, mientras me preguntaba si teníamos permiso para acampar.

Parece ser que el echo de que la tienda estuviese en el asfalto, pegada al coche, sin clavar, y que solo fuésemos a estar de 00:30 a 4:30 durmiendo, no fue escusa y nos tomaron nota de los DNI’s para notificar al parque natural, y nos obligaron a recoger la tienda e irnos, o meternos al coche a dormir.

Así que nada, en pie y a recoger la tienda, que por suerte se recoge rápido, deshinchar el colchón y al coche a dormir. A partir de ese momento ya más que dormir, echamos mini cabezadas. A las 4:30 de la mañana sonó el despertador y para que engañarnos, sin haber descansado nada nos planteamos el volvernos a Madrid pero…bueno, ya estábamos allí. Así que nada, sacamos los Do-Wap, un OKEY y desayunamos. Nos vestimos, nos pusimos los frontales y salimos del «acojedor» coche. Eran las 5:40 AM y no hacía calor precisamente.

Fuera nos esperaba un zorrillo que estaba rondando a ver si caía algo de comer.

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A los 10 metros de dejar la plataforma el camino se convirtió en una placa de hielo, como pocas he visto así que nos vimos obligados a ponernos los crampones y ya fuimos con ellos hasta el refugio, a donde llegamos al poco de amanecer, sobre las 8:00 AM.

Cuando llegamos estaban Lara y Rocio terminando de prepararse y atentos a ver si llegábamos. Descansamos un ratito y empezamos la verdadera marcha.

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Hacia nuestro objetivo no había huella reciente, solo restos intermitentes de una vieja huella, así que nos tocó ir abriéndola.
Subimos por la Canal de los Geógrafos, la cual estaba más que empinada, y con bastante nieve. Fue una subida muy bonita y entretenida la verdad.

Superada esta, llegamos a la depresión del Venteadero, la cual estaba dominada por la nieve virgen, huella de que hacía días que nadie pasaba por ahí.

Tras ponernos ropa, pues ahí soplaba viento frío, encaramos la ancha canal que se abría ante nosotros, dejando ante nosotros el majestuoso Risco moreno y a continuación el Ameal de Pablo.

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Tras llegar al final de la canal, giramos a la derecha, en dirección al cuchillar de la Galana.

Al llegar a ella, a escasos metros de su cumbre, nos encontramos con una pre-cima que estaba separada de la cima real por una canal. La verdad es que no nos esperábamos esto y yo personalmente pensaba que nos habíamos equivocado, así que me acerqué al cuchillar de la Galana, junto a Patri, con la idea de

Mientras, Lara seguía dando vueltas por la pre-cima convenciéndose de que era por ahí, y efectivamente así era, no habíamos visto al principio los hitos, y lo que parecía un destrepe suicida, no era para tanto, aunque tampoco era ninguna tontería ya que era un mixto de nieve y piedra, en el que no te podías quitar los crampones ya que también había hielo.

Es lo de siempre; complicado, lo que es complicado, no era, al contrario, era bastante sencillo, pero claro, si te caías… pues eso, no te podías caer, y eso hacía que se convirtiese en un paso delicado. Pero bueno, ahí estuvo Lara con mucha iniciativa subiendo de primero y luego asegurándonos con la cuerda.

Tras un rato de pasitos delicados llegamos a la cumbre real de La Galala. Así que nada, alguna fotito, la tortilla de patatas de rigor, un ratito tomando el sol, y pábajo, que se hacía tarde.

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La bajada… con nieve ya un poco pocha por el sol que pegaba fuerte.

Finalmente llegamos a la plataforma a las 6:30 de la tarde, lo que hacían un total de casi 13 horas de caminito, con muy pocas horas de haber dormido. Una buena paliza, sin duda. Pero como dicen, sarna con gusto no pica…

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