[India] Agra, la ciudad del Taj Mahal

Al llegar a Agra en tren el día 8 de Agosto por la noche, desde Jodhpur, de nuevo la misma historia de los rickshaw y la pelea con ellos. Pero en este caso no nos molestaron tanto. Seguramente porque bajamos del tren con muchos japoneses y estos eran mejores presas.

Serian las 10 y pico de la tarde cuando llegamos así que era bien de noche. Fuimos andando hasta una guest house que venía en la lonely planet. Al llegar nos dijeron que no tejían habitaciones con aire acondicionado así que desestimamos el hotel. Decidimos ir a probar suerte en los hostels que hay por la zona de las puertas del Taj Mahal, que está retirado unos 3 km de la ciudad de Agra.

Le dijimos al rickshaw que nos llevó que nos dejara en la puerta sur del Taj Mahal pero nos dejo antes, en otro cruce. El decía que esa era la puerta sur, pero no tenía pinta y lo que sí que había eran muchos taxistas que nos asaltaron con diversas ofertas de hoteles. Pero nosotros queríamos ir a los que venían en la lonely planet, y para eso primero nos teníamos que situar en el plano de la guía, que se asemejaba poco a la realidad.

Estuvimos dando vueltas y preguntando en algún hostel. Todos muy caros, aprovechándose de que eran las 11 y pico de la noche y deberíamos tener cara de desesperados. O por lo menos yo que iba con el estomago tocadillo y ansiaba pillar un baño para calmar mis retortijones.

Tras preguntar en varios hoteles quisimos llegar justo a la puerta sur que allí había 2 o 3 hostels que salían en la guía. Nos resultaba imposible orientarnos. Casi todo eran calles sin asfaltar y sin ningún tipo de alumbrado. La verdad es que fueron momentos de tensión el ir andando tan tarde por unas calles tan solitarias y oscuras.

Por suerte nos cruzamos con un grupo de hombres que nos ofrecieron ayuda, y milagrosamente nos indicaron por donde ir sin pedir nada a cambio. Con sus indicaciones llegamos a la puerta sur del Taj Mahal y empezamos a ver los hostels de la guía. Tras preguntar en varios encontramos habitación en uno.

No era una maravilla de hotel pero tampoco era el peor que habíamos pisado. El único problema es que una de las dos habitaciones que pillamos había que cambiarla al día siguiente.

Lara se fue a buscar algo de cena. Estaba histérico por todo lo que nos había pasado. La búsqueda del hotel puso nuestros nervios al límite y empezaba a sacar lo peor de cada uno, como ya había pasado en otras ocasiones.

Un buen rato después, ya asustados, apareció con un poco de arroz en una bolsa, que nos comimos con las manos como pudimos.

Patri por su parte tenía las ronchas de sus piernas muy mal. La noche del desierto había mejorado algo pero de nuevo volvía a tener mala pinta. Tenía dos manchas, ya del tamaño de una mano cada una y cada día que pasaba crecían un poco más. Parecían hongos pero no lo teníamos claro así que decidimos llamar al seguro medico de viaje. Nos tomaron nota y nos comentaron que se pondrían en contacto con nosotros alguien de la India. Era por la noche, un poco tarde.

Por la mañana, a primera hora, nos despertaron los del hostel porque teníamos una llamada. Resulto ser un medico. Tras explicarle Patri lo que le pasaba dijo que vendría a verla. Un rato después apareció en el hostel. Fuimos a la habitación y tras explorarla un poco la puso una inyección de antiinflamatorio y nos fuimos con él a su clínica en su coche.

Era un médico privado y no tenía nada que ver con la gente con la que estábamos tratando a diario. Su clínica también tenía una pinta magnifica.

Al llegar a la clínica le puso una crema anti-todo, la vendo los gemelos para que estuviese más protegido y le dio pastillas para todo: antihistamínicos, antifungico, antiinflamatorio, etc… Vamos, que era imposible que fallara. Y nos recomendó algo de reposo e intentar andar menos.

Su ayudante nos pidió un rickshaw de vuelta al hotel y milagrosamente nos llevo hasta el sin problemas. Como se noto que quien lo había pedido no era un turista. También fue mucho más barato que de costumbre.

Lara y Rocío se suponía que tenían que cambiarse de habitación. Les dijeron que hiciesen el check out y esperasen luego a que la otra habitación quedase libre para hacer el check in. Sonaba raro y que los querían dejar tirados así que se negaron a dejar su habitación hasta no tener la otra disponible. Con lo que estaban allí sin poder irse a ningún lado.

Desayunando desde la terraza del hostel

Visto lo visto decidimos quedarnos la mañana en el hotel de reposo mientras que Lara y Rocío fueron a ver el fuerte de Agra, una vez pudieron cambiar de habitación. Nosotros nos contentamos con dar una mini vuelta por la calle y comprarnos un par de mangos en el mercado.

Fuerte de Agra

Fuerte de Agra con el Taj Mahal al fondo

Lara y Rocío llegaron a comer, un poco tarde. Fuimos al restaurante donde Lara había comprado el arroz la noche anterior. Era un restaurante llevado por varios niños, siendo uno de ellos el cocinero. El padre se dedicaba allí mismo a cortar y pulir piedras, de las que se usan para los templos. Para ello usaba una especie de torno manual y maña, mucha maña. Era increíble ver como el niño cocinero llevaba el local.

Torno

Después de comer nos fuimos a ver el plato fuerte de la India, el Taj Mahal, una de las 7 maravillas del mundo moderno.

Yo la cague y me lleve la mochila de siempre, sin acordarme de que son muy estrictos con lo que se puede meter.

Al entrar me empezaron a registrar la mochila y aquí vino otro episodio lamentable.

Entre otras cosas llevaba todo el botiquín lleno de pastillas y líquidos, pero no le dieron importancia. También llevaba una navaja multiusos de las grandes pero el policía nos dijo que si no la sacaba no pasaba nada, y finalmente encontró una baraja de cartas que llevaba. En concreto una baraja del UNO. Pues dijo que eso no estaba permitido y que no podía pasarlo. Tuve que dejarlo allí. Al preguntarle por cómo recuperarlo a la salida el policía se encogió de hombros y me dio la alternativa de no entrar e irme, perdiendo las 750 rupias (12 €) de la entrada. Así que me tuve que contener las ganas de escupirle a la cara como tan bien saben hacer ellos y entre para dentro, perdiendo una baraja que costaba lo mismo o más que la entrada.

Entramos un poco tarde así que nos tuvimos que dar un poco de prisa con las fotos porque la noche acechaba. Aun así pudimos ver el templo perfectamente disfrutando de todo su esplendor.

Entrada del Taj Mahal (desde dentro)

Realmente es impresionante la grandísima cúpula de mármol blanco al fondo de los enormes jardines. Los dos edificios adyacentes, así como el edificio de entrada no tienen tampoco ningún desperdicio pero el propio Taj Mahal es infinitamente más impactante. Eso sí, dentro de él no hay nada.

Estuvimos un rato haciendo fotos, no sin dificultad pues había muchos turistas y para hacer la foto bien enfilado solo hay un sitio y encima necesitas que no haya nadie alrededor. Así que nos íbamos turnando los grupos de parejas que queríamos posar.

Taj Mahal desde la entrada

Río Yamuna desde el Taj Mahal

Taj Mahal

Después dimos una vuelta a todos los jardines acompañado de la audio guía y nos acercamos a la imponente tumba, que desde abajo impresiona tanto o más si cabe.

Después de ver el Taj Mahal fuimos a dar una vuelta para sacar dinero y comprar unos imanes de nevera de regalo.

Al sacar dinero del cajero salieron casi todos los billetes con la banda magnética quemada. Esto nos daría problemas para pagar en los días siguientes, pero poco a poco los fuimos colando por ahí…

Lo de los imanes fue más curioso. Tras varias tiendas buscando, encontramos la que parecía que más nos rebajaban el precio. Tras un buen rato de regateo el tendero dijo un precio que a Lara le valía así que se dispuso a pagar pero se repente el hombre dijo que le dejaba ese precio si le daba las entradas que llevaba en el bolsillo. Se refería a las entradas ya usadas del Taj Mahal. Estaba claro que las quería para falsificarlas así que le dijimos que no. En ese momento los imanes duplicaron su valor. Así que al final nada, no hubo compra ninguna.

Al salir nos ofrecieron todo tipo de drogas. Esto nos paso en varias ocasiones. Y de ahí nos fuimos hacia el hostel.

De camino paramos en un restaurante en el que el dueño nos aseguro que tenía cerveza muy fría y además barata. Subimos a la terraza del hotel y pedimos dos cervezas grandes. 15 minutos después nos trajo una y al dejarla en la mesa arranco parte de la etiqueta. Aunque le pedimos la segunda dijo que sí, que enseguida. Y enseguida fue otros 15 o 20 minutos después, repitiendo la operación de la etiqueta. Todo un poco raro… Y la cerveza no muy fría, aunque sí que mucho más barata que en otros sitios.

En el mismo sitio pedimos una botella de agua y tenía el tapón precintado, pero la anilla del tapón, venía duplicada. Sospechábamos que por muy embotellada y precintada que estuviese, serían en muchos casos agua rellenada pero al ver la anilla duplicada cantaba demasiado.

De camino al hostel paramos en una agencia de transporte y contratamos un taxi para el día siguiente que nos llevaría a Fatehpur Sikri.

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